En ocasiones, antes de colocar implantes dentales es necesario regenerar la masa ósea de la zona de la boca que los acoge. Tradicionalmente, esta actuación se realizaba por la falta de hueso, pero hoy día hay que considerar también otros factores, como la mejora de las propiedades mecánicas, para asegurar que los implantes tengan una larga vida útil y no causen enfermedades.
Podemos decir que en los últimos años se ha producido un cambio en el concepto de regeneración ósea para implantes dentales. Antes, se colocaba hueso principalmente por la atrofia de la zona. Como es sabido, si pasa cierto tiempo desde la pérdida del diente hasta la colocación del implante, la masa ósea pierde sus propiedades. Carece de vascularización, disminuye su densidad en altura y anchura y, por tanto, no dispone de espacio suficiente para alojar los componentes del implante.
La regeneración del hueso revierte la tendencia a la atrofia
Ahora sabemos que la regeneración del hueso no es solo importante por la atrofia, sino también debido a la necesidad de mejorar las propiedades óseas. Es decir, podemos encontrarnos con pacientes que presentan una superficie suficiente para la instalación del implante, pero se trata de un hueso debilitado por la falta de dientes. Es un área cicatricial y poco vascularizada que probablemente no soportará a medio plazo las cargas mecánicas de la masticación, ya que naturalmente tiende a atrofiarse y a perder funcionalidad.
Por tanto, parece necesario abordar de forma generalizada una terapia de regeneración ósea antes de realizar el tratamiento, especialmente si los implantes se encuentran en zonas de gran compromiso mecánico, como los molares. De ese modo, logaremos que su vida útil sea lo más larga posible y evitaremos a la aparición de enfermedades como la mucositis y la periimplantitis.
Frente a lo que comúnmente se cree, estas patologías no tienen su origen en un supuesto rechazo de los implantes por parte del organismo, y tampoco son causas fundamentales hábitos como el tabaquismo, aunque tengan su papel. Por lo general, las enfermedades periimplantarias surgen porque el diagnóstico y tratamiento no han sido totalmente precisos. Los factores decisivos son la correcta integración entre el titanio y la masa ósea, o el logro de la estabilidad primaria para asegurar las propiedades mecánicas del diente artificial.
A la hora de realizar injertos óseos, el cirujano trabaja con diversos escenarios. El más tradicional ha sido la utilización del propio hueso del paciente, extraído de otras partes del cuerpo, para aportar masa ósea adicional, con la seguridad de que no habrá rechazo.
Tipos de material regenerativo para implantes dentales
No obstante, se recurre también a otras técnicas, que requieren un proceso de tratamiento mucho más corto y que, en numerosos casos, permiten alcanzar el objetivo de colocar los implantes cuanto antes, e incluso en una sola sesión. Se recurre a componentes óseos obtenidos de otras personas, hueso procedente de animales, masa ósea compuesta con biomateriales o procedimientos de regeneración basados en la inserción de plasma enriquecido del propio paciente.
En función de las circunstancias del hueso, las características del tratamiento y las condiciones de salud del paciente, el especialista determinará qué tipo de injerto es el más adecuado para el paciente, siempre bajo el criterio de que resulte lo menos invasivo posible, pueda llevarse a cabo con rapidez y sea duradero.
En Clínica Bustillo se entrega a cada paciente un documento en el que figura información trazable de todos los componentes utilizados en los implantes, las características de las prótesis y, también, información sobre el material regenerativo utilizado en el tratamiento. De ese modo, se dispone de todos los datos necesarios para actuar con diligencia en el caso de que, posteriormente, se realicen nuevas intervenciones.