¿Qué consecuencias tiene la pérdida de dientes?

Cuando se pierde una pieza dental, a corto plazo la gente no piensa que va a tener consecuencias sobre su boca. Sin embargo, es un hecho que genera efectos inmediatos sobre la estructura ósea.

El hueso necesita estimulación para mantener su forma y densidad. En la boca, los dientes contribuyen a dicha estimulación, ya que transmiten las fuerzas de compresión y tracción necesarias.

Al desaparecer la pieza, progresivamente se diluye la densidad de la masa ósea en la zona, primero en la anchura y después en la altura. Cuando se coloca una prótesis removible, tampoco se consigue regenerar el hueso. De hecho, contribuye a un mayor deterioro. La acción de la prótesis solo se transfiere a la superficie, no a la totalidad de la masa ósea, de modo que se reduce el flujo sanguíneo y se desencadena la pérdida total del volumen de hueso.

Por otro lado, los dientes adyacentes también se ven afectados por la caída de otras piezas, ya que los huecos los mueven a desplazarse. Con ello, pierden capacidad de anclaje, hasta el punto de que se incrementa el riesgo de perderlos también.

Es frecuente comprobar aún que algunos especialistas no informan al paciente de las consecuencias anatómicas de la pérdida o extracción de un diente. No se tiene en cuenta que no solo es importante la desaparición de la pieza dental, sino también del hueso, cuyo declive se acelera más rápido si las piezas perdidas se sustituyen simplemente por prótesis soportadas por los tejidos blandos.

La evidencia muestra que al margen de los factores que influyen en una mayor o menor pérdida de hueso (el sexo, la actividad hormonal, la parafunción y el ajuste de la prótesis), el 40% de los portadores de prótesis la han llevado mal ajustada durante diez años. Ello impulsa el desgaste óseo, y cuando se llevan día y noche, cosa que hace más del 80% de las personas, el proceso avanza con más rapidez. Por ello, es esencial que las terapias de recuperación de la arquitectura dental incluyan tratamientos de regeneración ósea.

Por tanto, la desaparición de hueso presenta efectos muy relevantes en el plano anatómico, que podemos señalar en dos vertientes: estética y sobre los tejidos blandos

Consecuencias estéticas
Debido a la pérdida de hueso alveolar, se producen diversas consecuencias estéticas. La disminución de la altura facial derivada del colapso de la dimensión vertical origina diversos cambios faciales. La pérdida del ángulo labiomentoniano y la profundización de las líneas verticales en la zona crean un aspecto más duro. El mentón rota hacia delante y origina una apariencia prognática de la cara. El paciente parece infeliz cuando la boca está en reposo. El adelgazamiento del bermellón (rojo) labial da lugar a un escaso apoyo labial proporcionado por la prótesis y la pérdida del tono muscular.

La posición retruida del labio, se relaciona con la pérdida de la parte anterior del reborde superior, así como con la pérdida de tono de los músculos implicados en la expresión facial. El labio superior se vuelve de forma natural más largo con la edad, como resultado de la gravedad y de la pérdida del tono muscular, lo que da lugar a que se muestren menos los dientes anteriores cuando el labio está en reposo. Esta variación presenta una tendencia a “envejecer” la sonrisa, porque cuanto más joven es el paciente, mas muestra los dientes respecto al labio superior en reposo o al sonreír. La perdida de tono muscular se acelera en el paciente desdentado.

Los pacientes desconocen que estos cambios en los tejidos duros y blandos proceden de la pérdida de los dientes. Por eso, hay que informarles de las transformaciones para que se informen de qué tipo de tratamiento necesitan

Consecuencias sobre los tejidos blandos
La lengua del paciente con rebordes desdentados se agranda a menudo con el fin de acomodarse al incremento del espacio que anteriormente ocupaban los dientes. Al mismo tiempo, se utiliza para limitar los movimientos de las prótesis removibles, y adquiere un papel más activo en proceso masticatorio. Como resultado de ello, disminuye la estabilidad de la prótesis removible.

En conclusión, es importante valorar un estudio estético facial previo a cualquier tratamiento de implantes, ya que existen multitud de técnicas no invasivas para intentar recuperar la armonía facial perdida.