Los implantes dentales se han convertido en una de las principales alternativas para la recuperación de la salud y la funcionalidad de la boca. Fruto de los avances científicos, la tecnología y la mejora de las técnicas. muchas personas consideran que son una opción más interesante que las prótesis tradicionales, una vez que ya no es posible mantener los dientes naturales mediante tratamientos y reconstrucciones.
Por desgracia, pese al progreso de la odontología y la higiene bucal, aún son muchas las personas que pierden piezas dentales a partir de los cuarenta años. Más allá de las pérdidas accidentales, fruto de traumatismos o como consecuencia de determinadas patologías que afectan a los dientes, el deterioro de la boca lleva a que desaparezcan algunas piezas. Durante muchos años, la restitución llegaba a través de prótesis removibles, que si bien paliaban los problemas causados por la falta de dientes, a largo plazo siempre han causado molestias y deficiencias en la funcionalidad.
De ahí que se haya investigado mucho para hallar soluciones reconstructivas más duraderas y que se asemejen lo más posible a la dentadura natural. Entre estas soluciones están los implantes. Se trata de elementos artificiales que se integran en la estructura ósea de la boca y permiten colocar piezas dentales fabricadas (coronas) de manera muy precisa, hasta el punto de que parecen formar parte de la estructura original de la cavidad bucal.
Por tanto, a diferencia de una prótesis, la clave de un implante dental está en lo que se denomina osteointegración. La pieza, generalmente de titanio (o de otros materiales como el zirconio) se inserta en el hueso y queda fijada de forma permanente. Para ello, es necesario que exista una base ósea de anchura, altura y densidad suficiente. Debido a la desaparición del diente, en muchas ocasiones el hueso ha perdido volumen y consistencia, lo que hace necesario un tratamiento previo de regeneración ósea para asegurar una correcta integración del implante. En el campo de la regeneración ósea también se ha avanzado enormemente, por lo que ahora es posible realizar reconstrucciones muy complejas con la incorporación del propio hueso del paciente, extraído de otras zonas, o mediante biomateriales.
Después de explicar los aspectos básicos de un implante, veamos en qué casos es una opción recomendable recurrir a ellos. Podemos hablar de varias situaciones:
- Se utilizan para reponer uno o varios dientes con prótesis fijas, de manera que no es necesario manipular los dientes naturales del paciente. A veces se inserta un implante para sustituir una sola pieza, o varias piezas separadas unas de otras. En otras ocasiones se colocan los implantes para instalar una serie continuada de dientes.
- También se usan para disponer de un anclaje en las prótesis dentales móviles, lo que contribuye a dar fijación y estabilidad.
- Asimismo, se recurre a ellos de forma temporal, como anclajes para determinados tratamientos, como los de ortodoncia. Una vez acabado el proceso, se retiran.
De acuerdo con las circunstancias del paciente y sus expectativas, y tras un adecuado diagnóstico, el especialista decide cuál es el abordaje más adecuado para reconstruir la boca. Consulta a tu odontólogo.