Muchas personas se preguntan por cuánto dura un implante dental. Se dice que la duración media puede ser de unos veinte años, y hay pacientes que los mantienen incluso durante más tiempo. Es una cuestión que depende de diversos factores. Para poder valorar cuál es la vida útil de un implante dental, debemos primero conocer los elementos que componen el implante dental y la vida útil de cada uno de ellos.
Un implante dental es una pieza de metal hecha de titanio, que se inserta en nuestros huesos maxilares y que a través de un proceso de integración de algunos meses, se funde con los huesos. Después de ese período se procede a la puesta de la pieza externa o corona, que es la única parte visible.
Observamos que los factores que afectan la vida útil de un implante dental son: la calidad de hueso de nuestros maxilares, el titanio del implante y la corona del diente.
La calidad de nuestros huesos maxilares puede verse afectada por nuestra alimentación y, sobre todo, por la perdidas dentales que tengamos, además del tiempo que dejemos pasar entre la pérdida del diente y la colocación del implante dental.
La calidad y cantidad de hueso, junto con la edad del paciente, son condicionantes clave para decidir el número de implantes que hay que colocar. Como referencia, podemos señalar que tratamientos de boca completa, con un número limitado de implantes, en casos de hueso escaso y edad por debajo de los 65 años, se asocian a un alto índice de fracaso.
Afortunadamente, hay muchas técnicas modernas que pueden ayudarnos a recuperar la calidad y cantidad del hueso para la colocación de un implante. Hoy día, en raras ocasiones son necesarias intervenciones agresivas (injertos de hueso propio), para reconstruir el hueso perdido. Han sido sustituidas por cirugías más sofisticadas y menos invasivas, que utilizan biomateriales modernos osteconductivos.
El titanio es otro de los elementos relevantes. El titanio es un metal que tiene ciertas características muy especiales, como la no oxidación. Gracias a esta particularidad, conserva toda su masa de forma intacta, es decir, no se desgasta con el paso del tiempo.
La colocación de un implante de baja calidad puede ser el motivo fundamental del fracaso, ya que las características de la superficie del titanio junto al diseño del implante, condicionan el mantenimiento del hueso en toda la longitud, sobre todo en la parte más cercana a la corona dental.
Su pérdida conduce a la aparición de inflamación y dolor, así como el enrojecimiento de la encía alrededor de la corona. Es el comienzo de una mucositis que, si no es bien tratada, traerá consigo la aparición de una periimplantitis y le pérdida del implante.
El paciente debe conocer que solo unas pocas marcas de implantes están avaladas científicamente. Por ello, ha de ejercer su derecho a conocer el material que se le implanta.
La calidad de la corona. El tercer elemento importante en el implante dental es la corona, que normalmente es de resina, porcelana o zirconio. Dichos materiales son muy resistentes a los golpes, presiones fuertes o a cambios bruscos de temperatura. Aun así, su deformación o rotura es una complicación frecuente. Tanto la pericia del laboratorio como la calidad de los materiales son determinantes una vez más para el éxito del implante a largo plazo.
Una corona bien cuidada te durará muchos años. Aunque no debes preocuparte porque se trata de una pieza fácilmente reemplazable.
Como la corona es la única pieza de desgaste en el implante, se prevé que cada cierto tiempo se revise y se cambie como parte del mantenimiento natural de tu implante. Si realizas un buen mantenimiento y reemplazas la corona cada cierto tiempo, tendrás implante para muchos años.
La corona se fabrica normalmente con tecnología CAD-CAM dental. El diseño guiado por ordenador proporciona un valor añadido al tratamiento porque el ajuste y calidad estética de las piezas son superiores a lo que se consigue con otras técnicas.
La corona debe cumplir parámetros de forma y color máximos para que su resultado sea altamente natural y estético en la persona edéntula.
Si al realizar un tratamiento de implantología se aplican los criterios de calidad que hemos señalado para cada uno de los tres elementos principales de un implante, podremos asegurar que será un éxito y durará muchos años. Pero no olvides que tú también eres responsable de su evolución.